Diseñé el Spa Hotel F25 buscando evocar una atmósfera relajante y reparadora. Concebí cada espacio planteando un equilibrio entre apertura y aislamiento que fluye gracias a la presencia de cortinas, paneles en cuadrícula y un muro alistonado como elementos que organizan el lugar dándole un carácter minimalista. Además, propuse un juego de luces y sombras que refuerza la sensación de quietud y tranquilidad en el ambiente y una paleta de color cálida que dialoga con texturas contrastantes como madera y piedra, materiales capaces de reconectarnos con la poética naturaleza de la tierra.

 

Este concepto de diseño, marcado por influencias orientales, enfatiza la simplicidad de nuestras raíces promoviendo una experiencia que calma los sentidos, aquieta la mente y ralentiza el ritmo de los apuros cotidianos a través de un espacio idóneo para propiciar un momento de introspección.